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Qué es la crianza consciente

Nuestros hijos, son almas que nos pusieron a cargo, y ya vienen equipados para cumplir con su propósito o misión en la vida. Y como padres, a veces queremos forzarlos a caminar ciertos caminos que creemos que son buenos para ellos.

Nuestra labor como padres es “acompañar” a los hijos; somos los responsables de conocerles, no de querer que sean de una cierta manera, sino de mirarlos con curiosidad, para descubrir realmente quiénes son.

Si logramos mirar a nuestros hijos quitando nuestras expectativas del medio, es maravilloso. Si conseguimos mirar a nuestros hijos desde la curiosidad, cambia todo.

Nuestra responsabilidad es caminar a su lado y poder ver su grandeza, no solamente las cosas que no hace o que no cumple. Lo mejor que podemos hacer es describir lo que hace y corregir su acción, no su “ser”; porque su ser ya es completo.

Esos programas mentales de “quién soy”, se quedan guardados en el subconsciente, sobre todo aquellos que recibimos en la infancia, siguen ahí, hasta el día que uno mismo se da cuenta que ya no le sirve para nada.

Otra responsabilidad como padres es “respetarles”, y esto incluye sus ritmos, procesos, tiempos, no hablar mal de ellos, no hacerles sentir culpables, ni sentirse avergonzados por las cosas que hacen.

¿Desde dónde se está relacionando con sus hijos?

Si se está relacionando desde sus expectativas, y esas no se dan, va a vivir en conflicto al ver que no está pudiendo cumplirlas. Si se relaciono desde allí, no se permito ver lo que sea que esté viviendo su hijo.

- “Su hijo desea ser conocido, no definido”.A veces, los hijos no se sienten vistos, es importante mirarlo a él, no a sus expectativas, no a sus notas, o a sus conductas.

- “Su hijo está descubriendo y revelando quién es ante la vida” . Que su hijo florezca quiere decir que esté realizado y feliz con quién es él, por más de que su camino esté totalmente alejado de lo que usted como padre soñaba. Ellos son seres independientes y autónomos.

Ante la duda, regale la confianza

Si no sabemos qué hacer con una conducta de nuestros hijos, en lugar de juzgarlos y castigarlos, es mejor validar sus errores. Es lo más común cometer errores, sentémonos con ellos, y desde la curiosidad, hagamos preguntas para entender qué pasó, cómo se sienten, qué podrían hacer diferente la siguiente vez, y confiemos en que lo van a hacer.

Sentir que sus padres confían convierte a los hijos en personas seguras de sí mismas y con confianza porque saben que pueden equivocarse y que no pasa nada, que pueden volver a levantarse y seguir adelante, pero que muchas veces, las acciones tienen consecuencias, y como padres debemos acompañarlos a vivirlas.

Podemos tener el discurso más lindo del mundo, pero si las acciones no se alinean con las palabras, los hijos se van a quedar con nuestras acciones; ellos siempre nos están mirando, y nos van a imitar, por naturaleza.

Nuestra responsabilidad es ser “los modelos” de lo que queremos para nuestros hijos.