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Cómo cuidar nuestra piel en el invierno

Durante los meses de frío, los capilares de la piel tienden a contraerse para intentar mantener el calor dentro del cuerpo, por lo que la piel aparece más pálida, fruto de esta vasoconstricción externa.

Por esta misma razón:

• Llegan menos oxígeno y nutrientes a las células de la piel.
• Se retarda el recambio y se acumulan las células muertas.
• El cutis tiene un aspecto opaco, seco y gris.

Cuanto más frío hace, menos grasa secretan las glándulas sebáceas, por lo que:

• La hidratación natural disminuye mucho.
• La piel se vuelve más sensible y tirante.
• Los cambios de temperatura del interior al exterior (calefacción, estufa) refuerzan este proceso.

Las pieles más sensibles como la de los niños y los adultos mayores son las más afectadas.

Consejos útiles para cuidar nuestra piel en invierno

• Hidratación constante de la piel:al menos 2 veces al día, más aún si se padece problemas de piel como la psoriasis y la dermatitis atópica. Generalmente, las cremas hidratantes deberán ser un poco más pesadas que las que utilizamos en el verano.
• Evitar el agua excesivamente caliente y tomar baños cortos: con jabones neutros, sin sulfatos y con activos suavizantes. En invierno son muy reconfortantes los baños calientes, pero eso reseca mucho la piel.
• Evitar los cambios bruscos de temperatura: pasar del frío exterior a un ambiente caliente y seco por la calefacción interior, por ejemplo. Aumentan el riesgo de capilares dilatados o arañas vasculares, sobre todo en las personas que padecen rosácea.
• Mantener una dieta saludable:es bueno aumentar el consumo de vitamina C y antioxidantes (frutas y verduras frescas). No olvidar beber agua (1,5 a 2 litros al día), ya que en el invierno tenemos menos sed.
• Evitar el tabaco y el alcohol: repercuten de forma negativa en la salud de la piel, ya que producen radicales libres que empeoran su sequedad.
• Aprovechar los meses de invierno para realizar tratamientos: sobre todo los desaconsejados en épocas más calurosas y soleadas, como la despigmentación de manchas, los peelings, el tratamiento con láser o luz pulsada para manchas, rosácea, cicatrices de acné, rejuvenecimiento facial, entre otros.