
Las heridas de la infancia afectan la crianza de los hijos
1 Julio 2025
Padres al dia
Criar a un hijo implica un proceso constante de aprendizaje, decisiones y desafíos emocionales. Muchas veces, la manera en que criamos está profundamente influida por cómo fuimos criados.
Si durante nuestra infancia vivimos situaciones difíciles o traumáticas que no hemos sanado, es probable que esas heridas afecten la forma en que nos relacionamos con nuestros hijos.
Las heridas emocionales de la infancia son experiencias dolorosas que ocurren en los primeros años de vida y que dejan huellas emocionales profundas. Pueden originarse por la falta de atención emocional, dinámicas familiares disfuncionales, abandono, sobreexigencia, o incluso abuso físico o psicológico.
Las heridas más comunes
- Abandono emocional: se da cuando el niño siente que no recibe amor, cuidado o protección suficientes.
- Rechazo: surge al no sentirse aceptado por sus cuidadores, lo que puede llevar al rechazo de sí mismo.
- Traición: si los adultos no cumplen promesas o generan inseguridad, puede aparecer la desconfianza y la necesidad de control.
- Injusticia: nace de relaciones frías, rígidas o autoritarias donde no se respetan las necesidades del niño.
- Humillación: puede aparecer ante críticas constantes, burlas o desaprobación, generando vergüenza o sensación de insuficiencia.
Efectos en la salud mental
Estas heridas no desaparecen solas. Con frecuencia, en la adultez pueden manifestarse como ansiedad, depresión, tristeza intensa, dificultad para regular emociones o conductas de riesgo. Muchas veces, situaciones actuales reactivan antiguos sentimientos no resueltos.
¿Cómo impactan en la crianza?
- Reacciones emocionales desproporcionadas frente a conductas normales de los hijos.
- Repetición de patrones de crianza poco saludables, como la violencia o la rigidez extrema.
- Dificultad para expresar afecto o acompañar a los hijos en el manejo de sus emociones.
- Proyección de carencias propias, buscando que los hijos cumplan expectativas o sueños no realizados.
Sanar para criar con más amor
No se trata de culparse, sino de reconocer lo que duele y comprometerse con el cambio. Algunas estrategias clave:
- Identificar y aceptar las heridas del pasado.
- Validar las emociones propias, sin juzgarlas.
- Observar las propias reacciones con los hijos y buscar actuar de forma más consciente.
- Aprender herramientas de regulación emocional para momentos de tensión.
- Si es necesario, pedir apoyo profesional: la terapia puede ser una gran aliada en este camino.
El impacto de sanar
Sanar las heridas de la infancia no solo mejora la salud emocional de los adultos, sino que transforma la crianza. Al relacionarnos de forma más amorosa y respetuosa con nuestros hijos, rompemos ciclos negativos y construimos vínculos más seguros y sanos que pueden trascender generaciones.

Lic. Claudia Marecos
Psicóloga Clínica
Reg. Prof.:1.566