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Escuchemos el dolor que esconden las quejas

Nos criaron bajo el estigma de “víctimas y verdugos”, y con el viejo paradigma de que “quien se queja es una víctima”. Sin embargo, la queja siempre esconde un dolor del cual no nos pudimos hacer cargo.

Una persona que se queja es alguien a quien le duele el alma, el corazón y no sabe cómo expresarlo.

Siempre recuerdo a una profesora de la facultad, quien fuera la primera a la que escuché decir que no existe la persona “argel” (como popularme llamamos al malhumorado; al que siempre se queja; al antipático), más bien existen personas con mucha tristeza porque algo les duele y no saben expresarlo, y su mecanismo de defensa es la antipatía y el enojo .

A veces, incluso nos enojamos con el enojo del otro; “me enojé, porque tú te enojaste, y no deberías de haberte enojado”… el otro se enoja porque se siente víctima, y si tú te enojas porque el otro es una “víctima”, entonces, ¿quién ahora es víctima de la víctima?, pues terminas siendo tú mismo.

Cuando escuche a alguien que se queja, escuche el dolor detrás de la queja: eso es empatía.

Siempre hay dolor detrás de la queja y la antipatía. Pero es algo que no solo pasa con la queja. Por ejemplo: mencioné que detrás de la queja, hay un dolor del que no me pude hacer cargo.

Entonces:

• Detrás de alguna melancolía, hay tristezas de la que no me ocupé.
• Detrás del sufrimiento, hay dolores de los que no me hice cargo.
• Detrás de la angustia, hay miedos que no miré.
• Detrás de los resentimientos o de la ira, hay enojos de los que no me hice cargo tampoco.

Por la empatía se dice que es ponerse en el lugar del otro; sin embargo, empatía es saber escuchar el dolor que hay detrás de lo que dice el otro.

Le invito a que siempre que escuche una queja; escuche el dolor que hay detrás de ella; incluso de las suyas.

Hasta la próxima nota.