
Las expectativas saludables en la crianza de nuestros hijos
1 Diciembre 2024
Padres al día
Evitar la sobreexigencia no significa renunciar al deseo de que los hijos sean exitosos. Es mantener un equilibrio saludable, donde se sientan apoyados, sin presión.
La psicóloga Wendy Grolnick, experta en el área de la motivación infantil, ha encontrado que:
- Los niños cuyos padres establecen expectativas realistas y apoyan su autonomía tienen más éxito en su vida académica y personal (Grolnick y Ryan, 1989).
- Los niños sometidos a una presión constante para cumplir con estándares inalcanzables tienden a desarrollar altos niveles de estrés y ansiedad.
- Los niños que se sienten constantemente presionados para cumplir con expectativas imposibles pueden desarrollar una autoimagen negativa (Flett, Hewitt y Singer, 2002).
- Empiezan a asociar su valor personal con sus logros, lo que los deja vulnerables a sentir que nunca son “suficientemente buenos”.
- Investigaciones han revelado que tienen más probabilidades de desarrollar perfeccionismo, que puede llevar a problemas de salud mental (Flett et al., 2002).
¿Por qué los padres caen en la trampa de la sobreexigencia?
1. Presión social: Vivimos en una era en la que el éxito de los hijos se percibe como un reflejo directo de la calidad de la crianza (Chao, 1994).
2. Experiencias personales: A veces, los padres intentan que sus hijos logren metas que ellos mismos no pudieron alcanzar (Miller, Davis-Kean y Sandler, 2002).
3. Comparaciones constantes: La comparación con otros niños puede hacer que los padres se sientan presionados a exigir más.(Eccles y Wigfield, 2002).
Cómo evitar la sobreexigencia y promover un desarrollo saludable
- Conozca y acepte las capacidades de su hijo: En lugar de centrarse en lo que otros niños logran, enfóquese en las fortalezas y áreas de mejora de su hijo (Grolnick y Ryan, 1989).
- Fomente la autonomía:Dele espacio para tomar decisiones y cometer errores. No significa que deba dejarlo solo; sí ofrecerle apoyo sin controlar cada aspecto (Bandura, 1997).
- Celebre el proceso, no solo los resultados: Reconocer el trabajo, independientemente del resultado, le enseñará que lo importante es el crecimiento, no la perfección (Hill y Tyson, 2009).
- Enseñe el valor del fracaso:En lugar de verlo como algo negativo, ayúdele a entender que los errores son oportunidades para aprender y mejorar, no un reflejo de su valía personal (Seligman, 2011).
- Cree un ambiente de apoyo emocional:Priorizar el bienestar emocional sobre el rendimiento crea un ambiente donde los niños pueden desarrollarse sin miedo constante al fracaso (Chao, 1994).
Como padres, el reto es acompañarlos, guiándolos, permitiéndoles ser quienes son.

Lic. Laura Romero
Psicóloga y Estimuladora Temprana
Reg. Prof.: 9171