
Como construir un vinculo sano y fuerte con su hijo
1 Junio 2025
Padres al Dia
En un mundo cada vez más acelerado, donde el estrés cotidiano invade nuestras rutinas, muchos padres se enfrentan al desafío de equilibrar sus responsabilidades laborales con el tiempo que dedican a su familia. Esta tensión diaria muchas veces interfiere con los momentos de calidad y con la conexión emocional que necesitan sus hijos.
Es importante recordar que la relación entre padres e hijos es fundamental para el desarrollo emocional y psicológico de los niños. Construir un vínculo seguro desde la infancia favorece la regulación emocional, una autoestima sólida y habilidades sociales saludables, no solo durante la niñez, sino a lo largo de toda la vida.
La verdadera presencia emocional
Los niños no necesitan simplemente padres "disponibles" físicamente, sino emocionalmente presentes. Ser visto, escuchado y comprendido por sus figuras de apego es lo que les permite construir una base emocional segura.
No se trata de pasar mucho tiempo juntos, sino de que el tiempo compartido sea verdaderamente significativo. Esto implica dejar de lado por un momento los dispositivos electrónicos y practicar la escucha activa, sin interrupciones ni juicios. Estar disponibles de manera empática y genuina fortalece profundamente el vínculo con los hijos.
Reforzar lo positivo y validar las emociones
Los niños que reciben apoyo emocional constante muestran un mejor desarrollo afectivo. Más allá de corregir conductas inadecuadas, es esencial destacar los comportamientos positivos y reforzarlos. Esto les ayuda a construir una imagen positiva y segura de sí mismos.
Frases como: “Me gustó cómo resolviste ese problema” fomentan la autonomía, la autoestima y el sentido de competencia. Validar las emociones —incluso aquellas que resultan incómodas como el enojo o la tristeza— enseña a los niños que sentirse mal también es parte del crecimiento.
Rutinas, hábitos saludables y tiempo de calidad
Establecer rutinas familiares contribuye a generar un ambiente emocionalmente seguro. Saber qué esperar durante el día aporta previsibilidad, y eso disminuye la ansiedad y fortalece la estabilidad emocional de los niños.
Pequeñas actividades diarias, como leer un cuento antes de dormir, compartir una caminata, hacer deporte juntos o simplemente conversar, pueden convertirse en poderosos momentos de conexión emocional. La clave está en convertir estos espacios en hábitos significativos.
El ejemplo siempre enseña
Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Observar cómo los padres gestionan sus emociones, resuelven conflictos o interactúan con los demás, es una lección constante.
Un padre o madre que logra regular su propio estrés y manejar con calma las situaciones difíciles no solo enseña con el ejemplo, sino que también crea un entorno menos tenso y más favorable para el desarrollo emocional de sus hijos.
El modelado emocional consciente fortalece el vínculo y brinda seguridad.
Ser padres presentes en el mundo de hoy no es sencillo. No se trata de alcanzar la perfección, sino de estar conscientes, disponibles y dispuestos a crecer junto a los hijos.
La conexión emocional auténtica es la base para criar niños más seguros, empáticos y resilientes.
La relación entre una madre y su hijo es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo emocional de una persona. Desde el nacimiento, el apego que se establece entre ambos influye en la forma en que el niño construirá sus relaciones futuras, en cómo gestionará sus emociones y de qué manera enfrentará los desafíos de la vida.
El apego seguro, que se empieza a desarrollar en la primera infancia se basa en la presencia afectiva de la madre y una respuesta consciente y sensible ante las necesidades de su hijo. Esta conexión emocional estable con la madre proporciona seguridad y confianza en el niño, lo que ayuda a que, en el futuro, puedan ser adultos con mejores habilidades sociales, autoestima saludable y menos predisposición a la ansiedad y la depresión.
Para fortalecer el vínculo entre madre e hijo es clave la comunicación afectiva y la validación emocional, escuchar activamente, es decir prestar atención a lo que mi hijo me está comunicando y lograr responder con empatía.
Además, también es importante establecer rutinas familiares donde compartir momentos de calidad, sin pantallas ni distracciones, esto contribuye a construir y fortalecer una relación sólida.
Sin embargo, sabemos que ser madre implica múltiples responsabilidades que pueden generar estrés y afectar la salud mental. Muchas mujeres experimentan mucho cansancio y agotamiento emocional al intentar equilibrar el cuidado de sus hijos con las tareas domésticas, el trabajo y su cuidado personal, por ello, es fundamental que las madres practiquen el autocuidado, reservando momentos para descansar, recrearse y buscar apoyo emocional en amigos o familiares.
El equilibrio entre la maternidad y el bienestar emocional no sólo beneficia a la madre, sino también al hijo. Una madre emocionalmente estable podrá estar con más y mejor disponibilidad emocional y así brindar una mejor crianza a sus hijos, además de ofrecer un ambiente familiar más armonioso.
La crianza no se trata de ser perfecta, ni tener madres perfectas, sino de ser conscientes y estar presente en la vida de los hijos.
En este mes de la madre, es importante reconocer el papel esencial de las madres en la salud mental de sus hijos y la necesidad de que ellas mismas se cuiden emocionalmente. Valorar el esfuerzo diario de las madres y recordar que, para cuidar bien de otros, es necesario primero cuidarse a uno mismo.

Lic. María José Rodríguez
Psicóloga
Reg. Prof.: 8.091