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Consejos para dar un buen trato a los mayores

Todos tenemos cerca a alguna persona que pertenece al grupo considerado de la tercera edad, por lo tanto, podemos hacer un ejercicio de reflexión y pensar en si el trato que le damos es el más adecuado.

Es posible que, sin ser conscientes de ello, no estemos respetando algún aspecto importante que influye en la calidad de vida de los adultos mayores. Teniendo en cuenta los siguientes consejos, podemos tomar más conciencia de cómo favorecer el buen trato a los mayores.

Escúcheles como a cualquier otra persona: Se puede caer en el error de no respetar su capacidad para tomar de decisiones y sus opiniones, por pensar que están desfasados o que sus pensamientos no son coherentes, pero las personas más mayores acumulan años de experiencia y sabiduría a tener muy en cuenta. Además, ellos mejor que nadie saben lo que quieren, algo que se debe respetar.

Hay que saber lo que realmente necesitan: Llegar a la vejez no implica tener que recibir una serie de cuidados concretos, ya que dependiendo de la capacidad física y cognitiva de cada uno, del estado de salud, del grado de dependencia, e incluso, del pudor del anciano, demandará cuidados diferentes. Hay personas mayores que necesitan que les ayuden a asearse, otras que estén con ellas durante la noche, y otras simplemente que les acompañen al médico. Los cuidados que reciba la persona mayor deben venir marcados por las necesidades que el propio interesado reclame, siempre que esté en condiciones de hacerlo.

Evite que caigan en el desfasaje generacional: El relacionamiento del anciano sólo con otras personas mayores, o ni siquiera con ellas, conduce al aislamiento. Para evitarlo, es fundamental concienciar a niños y jóvenes de lo importantes que son nuestros mayores, de cómo se les puede ayudar, y mostrarles lo que pueden aprender hablando con ellos. Fomentar situaciones en las que se reúnan personas de diferentes generaciones resulta beneficioso para toda la sociedad. Tenemos que ser conscientes de que hablando y compartiendo con personas mayores, ganamos todos: niños, adultos “jóvenes” y las personas mayores.

Háblele como le gustaría que le hablasen a usted: Es común ver a jóvenes, y no tan jóvenes, dirigirse a los ancianos en un tono de voz alto, con términos muy simples, o gesticulando de forma excesiva como si no les entendieran, o incluso tratándolos como niños pequeños. A no ser que el mayor presente algún problema auditivo o de comprensión específico y sin tratar, se les debe hablar con normalidad, como a cualquier otro adulto.

No todos los mayores son dependientes: La esperanza media de vida ha aumentado gracias a la evolución de la sociedad y a los avances de la medicina, por lo que que muchas personas llegan a los 80 años con todas sus capacidades para vivir con total autonomía. Sin embargo, su entorno, especialmente los hijos preocupados por el bienestar de sus padres, no aceptan este grado de independencia y se empeñan en cuidarles, cuando realmente no lo necesitan. Esta situación puede generar frustración y pensamientos negativos del tipo:'¿realmente no soy capaz?' o 'mis hijos me ven como un anciano que ya no se vale por sí mismo'. Siempre que sea posible, debemos estimular y proteger su independencia.

Hágale partícipe de su vida: No importa si a la hora del almuerzo están hablando del nuevo iPhone, o de la última película de Steven Spielberg, diríjase también a la persona mayor que tiene al lado, es posible que no sepa muy bien de lo que habla, o quizás sí, pero si le incluye en la conversación no se sentirá aislado y fortalecerá los lazos de afecto. La gran mayoría de las veces, si no sabe muy bien el tema que se está conversando, le gustaría saber y entender para participar de forma activa y emitir su opinión. Es absolutamente enriquecedor para todos un intercambio así de activo.