Ser madres ...
... es un plus - Lic. Patricia Zubizarreta - Psicóloga Clínica »

Históricamente, la mujer fue evolucionando en lo que respecta a asumir “roles”; fue creciendo y ganando espacios a nivel profesional. Antiguamente, la identidad femenina estaba relacionada casi exclusivamente a la maternidad. La mujer se sentía desarrollada al convertirse en madre. Ésto ha ido cambiando, la mujer fue ganando espacios progresivamente, se ha vuelto “profesional”, ha salido a trabajar, y ha ido asumiendo poco a poco más responsabilidades y compromisos.
En este momento, la mayoría de las mujeres que deciden ser madres, se encuentran con el desafío de: el crecimiento profesional y el rol de madre. Y empieza una disyuntiva que muchas veces ocasiona culpa en la mujer, ya que si sale a trabajar se siente culpable por dejar a su bebé, y si se queda en la casa, se siente culpable por abandonar su crecimiento laboral.
La clave está en la decisión de la mujer; si decide salir a trabajar o quedarse en casa, lo importante es que lo haga sin culpa, asumiendo las consecuencias de la decisión tomada, y generando siempre espacios de contacto y vinculo de calidad con los hijos.

La mochila de la mujer se ha ido cargando con más responsabilidades, más compromisos, más expectativas. Se ha convertido poco a poco en una “chica superpoderosa”, con la capacidad de manejar en su día a día una cantidad de superpoderes como:
- La habilidad para hacer varias cosas a la vez sin perder la concentración. Toda madre se ha encontrado en algún momento con que estaba haciendo la comida del bebe mientras cuidaba de él, atendía el teléfono o le cantaba al bebé para entretenerlo. A veces vamos manejando, resolviendo problemas de nuestros hijos que nos hablan en el camino, pensando en qué cenar, si el perro tiene comida, y calculando la ruta que me lleve más rápido a donde voy.
- Capacidad de planificación y organización. Desde el momento en que tiene un hijo o varios, se encuentra con la necesidad de optimizar al máximo el tiempo, tanto el que tiene para dormir y descansar como el que tiene para hacer cosas, como ir al supermercado, lavar la ropa, limpiar, etc. Y en la medida en que los hijos van creciendo, también crecen las actividades de cada uno de ellos, y la planificación del tiempo debe ser cada vez más precisa. Las madres hacemos malabarismos para estar en todos lados, organizar idas y venidas, hacer lo que nos gusta, ir a trabajar, y al final del día, estar disponibles para charlar y compartir con los hijos y/o con el marido.
- Perseverancia, constancia y mucha paciencia. Esta capacidad creo que se pone a prueba ya ni bien nace el bebé. Con la lactancia, una va aprendiendo que con paciencia, y perseverancia, el bebé va aprendiendo también a mamar, y la leche va saliendo cada vez en mayor cantidad, y que el dolor físico va pasando, con constancia y de a poco. Aprendemos también a disfrutar de este momento único de vínculo y contacto. La paciencia la desarrollamos todo el tiempo al aprender a respetar y entender el ritmo de nuestro bebé, que muchas veces no depende del nuestro.
- Tomar la iniciativa cuando las circunstancias así lo requieran. El día a día nos pone a prueba todo el tiempo, los imprevistos surgen sin previo aviso, y las madres sacamos de donde sea una solución siempre. Nos encontramos con situaciones que jamás nos imaginamos que pasaríamos, como un golpe, una herida o algún accidente de nuestros hijos, también con cambios de planes, o nuevos planes, que nos sacan de nuestra rutina y requieren de soluciones rápidas.