Cómo acompañar...
... al enfermo hasta el final - Dra. Imelda Martínez – Esp. en Medicina Interna y Hematología »

Se considera enfermedad terminal a la fase final de numerosas enfermedades crónicas progresivas, cuando han sido agotados todos los tratamientos posibles y se alcanza la irreversibilidad. Sin embargo, la atención del paciente continúa, con énfasis en mejorar su calidad de vida.
Estudios indican que los pacientes prefieren una conversación abierta y honesta con su médico acerca de las alternativas en cuanto a cuidados, desde el principio de su enfermedad. Esto disminuye su tensión, y aumenta su capacidad para sobreponerse.
Información que debe brindar el especialista médico
En cuanto a la información, ésta debe ser adecuada sobre el diagnóstico, pronóstico y posibles tratamientos, lo que permite a los enfermos y cuidadores tomar decisiones. Esta debe ser aportada gradualmente y siempre adaptada a la voluntad, personalidad, comprensión y necesidades manifestadas por el paciente.
La educación acerca del cuidado es esencial, porque la familia necesita de entrenamiento en cuanto a los procedimientos diarios. Es primordial mantener una comunicación abierta acerca de las alteraciones que puedan ocurrir durante el proceso y responder a las cuestiones de forma sincera.
Necesidades físicas
Son similares a las de cualquier paciente seriamente enfermo, en general es una progresiva falla de los diversos sistemas, a medida que se torna más débil.
El tratamiento está dirigido al control inmediato de los síntomas que deterioran la calidad de vida.
En casa, el enfermo va a requerir medicación vía oral o subcutánea; y acompañamiento, a través de la observación regular y el control eficaz de los síntomas, principalmente: dolor y agitación.
Algunos cuidados básicos son: la higiene corporal, cuidados continuos con la boca para evitar la sequedad, el cambio de decúbito, la vigilancia de la incontinencia y retención urinaria y fecal.
Necesidades psicosociales
Las oscilaciones de los sentimientos son comunes, con respuestas emocionales marcadas, como: negación, shock, ansiedad, insomnio, dificultad de concentración, cólera, culpa, cese de la actividad, depresión y finalmente, aceptación y adaptación.
El enfermo en esta fase debe percibir que no está solo, que continúa siendo importante y que sus cuidados se extienden hasta los últimos momentos. Se recomienda la expresión de las emociones, dudas y miedos para que puedan ser resueltos por el profesional médico y la familia.
El objetivo debe ser brindar alivio, calidad de vida, ausencia de malestar físico y alivio del malestar psicológico, para que esto repercuta positivamente en la condición espiritual del enfermo y la familia.

Los cuidados paliativos
Comprenden el cuidado total activo de los pacientes cuya enfermedad no responde a tratamiento curativo. Los cuidados paliativos no deben limitarse a los últimos días de vida, sino aplicarse progresivamente a medida que avanza la enfermedad.
La transición de los cuidados curativos a paliativos es a menudo gradual, y debe basarse en las necesidades individuales de la persona. Sus objetivos son:
- El alivio del dolor u otros síntomas y los aspectos espirituales y psicológicos.
- Afirmar la vida y considerar la muerte como un proceso normal.
- Ofrecer un sistema de soporte para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como sea posible y para ayudar a la familia a adaptarse.
Utilizan una aproximación de equipo para responder a las necesidades de los pacientes y sus familias.